El debate de creencias como herramienta ante la baja autoestima


Por Miguel Soto, "psicólogo especialista en Terapia Cognitivo Conductual".

Todo ser humano necesita un criterio para juzgar y relacionarse con su entorno. En muchos aspectos, este criterio nace de las creencias que la persona tiene asumidas; y sus creencias, por su parte, pueden originarse de lo que otras personas le dicen. Como ejemplo, un individuo puede asumir que un platillo que probará por primera vez tendrá un mal sabor, si otra persona, previamente, le afirmó que el sabor es malo porque a ella no le gustó. De hecho, puede ser que perciba un mal sabor por la creencia previa.

Cuando estas creencias se refieren a sí mismo, el individuo puede perjudicar su autoestima. Por ejemplo: si tiene la creencia previa de que fallar significa que es un idiota, cada vez que fracase en algo, pensará que es un idiota y su ánimo bajará significativamente.

Los orígenes más comunes de tales creencias son las figuras de autoridad, el bullying, las comparaciones con otros, el ejemplo de otros, etcétera.

Generalmente, las personas enuncian sus opiniones como afirmaciones, lo que dá un sentido de imposición a lo dicho. Es diferente decir “tu camisa es fea” que “esa camisa no es de mi agrado”, o “tu comida es mala” que “tu comida no me supo bien”.

El gran conflicto de estos discursos dados por dichos orígenes es cuando la persona no distingue una “opinión” de un “hecho” y toma como “hechos” las opiniones que le dicen, asumiendo que, de hecho, su comida esa mala y su ropa es fea.

Para impedir que esa confusión suceda, es esencial que tales creencias sean CUESTIONADAS para lograr el criterio propio. Para ello, es indispensable que el individuo entienda la diferencia entre OPINIÓN y HECHO, y caiga en la cuenta de que ha asumido opiniones como hechos.

El cuestionar dichas creencias, debatiendo si son reales, qué pensarían otras personas, de dónde viene la subjetividad de esa creencia, etcétera, permitirá que se adentre en su propio criterio. Una vez conseguido, conviene reflexionarlo y formalizarlo durante el tiempo necesario hasta que adquiera la firmeza necesaria para que anule el malestar que, históricamente, le provocaban las críticas y opiniones negativas.

La Terapia Cognitivo Conductual guía tal debate y lo aplica en la persona para lograr la mejoría de su autoestima y, por consiguiente, de su bienestar emocional general.

Conoce más en www.psicologiaydesarrollocomunitario.com

Post Your Comment

×